Una de mis pasiones es el mundo del ferrocarril. Intento evocar e investigar su pasado y cuando puedo disfruto de su presente. Mi madre es natural de Peñarroya y los veranos de mi infancia transcurrieron por sus calles y campos, a la sombra de las ruinas de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y cautivado por su mitología.

miércoles, 29 de febrero de 2012

RECONSTRUYENDO LA ESTACIÓN I


                 Acabo de empezar a cursar una asignatura llamada Cad para Proyectos, en la cual hay que desarrollar un trabajo de curso. Éste consiste en un proyecto de edificación en el que represente sus instalaciones,  estructura, ubicación, etc. El tema en cuestión es libre, por lo que he elegido unos planos que tengo, correspondientes al modelo nº 1 de estación, del desaparecido ferrocarril de vía métrica de Peñarroya a Pozoblanco. Tales documentos los tengo desde hace muchos años y los considero de gran valor. El único defecto que les he encontrado siempre es que las cotas son casi todas ilegibles. Ni con lupa entiendo lo que pone. Por ello, desde un principio, me plantee que algún día iniciaría la reconstrucción de las dimensiones, tomando referencias. Ese día ha llegado.
                Mi objetivo es desarrollar un proyecto a pequeña escala de lo que podría suponer la restauración de la estación de Peñarroya, incluyendo imágenes en 3D y alguna animación a través de sus interiores. De momento he dibujado la forma básica de la planta. Aún me quedan muchas horas por delante, pero con mucho gusto.

                Agradezco sugerencias. 






miércoles, 22 de febrero de 2012

Verano en Alhondiguilla


                Creo que fue hace 10 años, cuando realicé mi último viaje en la cabina de una 319 entre Peñarroya y Alhondiguilla. Siento mucha nostalgia recordando aquella mañana de maniobras, que pasé andando por la estación de Alhondiguilla, a mi aire. Investigué, cotilleé, hice fotografías y admiré el paisaje. Todos los ferroviarios fueron muy majos conmigo y respondieron pacientes a mis interrogatorios. Además, me trataban como si fuese alguien más de la parroquia. No sé cuanto habrá cambiado aquello. Ojalá que no mucho.
                Juraría que fue en aquella jornada, cuando al final de ella, salimos con una de las locomotoras hasta el Vacar en busca de un convoy formado por vagones de bordes altos cargados con troncos de encina. Era impresionante ver, como una vez dejada la central térmica atrás, la vía parecía que se iba a desparramar a nuestro paso, por su mal estado. Íbamos a unos 10 km/h o lo que creo que llamaban paso de hombre, por qué no se sabía lo que nos podíamos encontrar. Me refiero a desprendimientos de rocas o vacas muertas en medio de la vía. Penetrar en aquellos túnenles me puso la carne de gallina, observando la sucesión de nichos en sus muros y el aliento del olvido. Tras las debidas maniobras de enganche, nos fuimos a tomar un café enfrente de la estación, sin prisa alguna. Fue algo inolvidable.













domingo, 19 de febrero de 2012

Las du Bousquet

Rectificar es de sabios. Procedo a rehacer el trabajo, intentando respetar las fuentes de información. Invito a que todo aquel que se sienta desagraviado por mis publicaciones, me lo haga saber.

Gracias por visitarme.



martes, 14 de febrero de 2012

Semejanzas

                Es más que conocido el influjo francés, entre otros aspectos, en la estética de las edificaciones del desaparecido ferrocarril de Peñarroya a Puertollano y Fuente del Arco. No obstante, me agrada ver edificaciones similares en otros lugares. Y como no, Francia entre ellos.
                Ayer me hice con estas dos bonitas postales. La que más me gusta es la primera. Personalmente, le encuentro parecidos con la estación de Puertollano del mencionado ferrocarril. Espero que os gusten.



viernes, 10 de febrero de 2012

Las tunecinas


                Uno de los elementos que más legendario me han resultado siempre, sobre la historia del ferrocarril de vía métrica de Peñarroya a Puertollano y Fuente del Arco, es la existencia de 3 locomotoras de vapor de rodaje 1-5-0 “Decapod”. Estas tres máquinas tuvieron su origen en los ferrocarriles tunecinos y fueron terminar remolcando trenes por la citada línea ferroviaria. Debía de ser impresionante ver pasar semejante mole de acero escupiendo humo y cenizas por las estaciones de Pueblonuevo del Terrible (como muestran las fotografías que aún se conservan) o emergiendo de los túneles del Horcajo o del Puerto de Niefla. Pero lamentablemente, como otras tantísimas cosas, pasaron a la historia.
                Ahora que estoy volviendo a recuperar el contacto con el mundo del ferrocarril y su historia, me compré hace poco un número de la Revista de Historia Ferroviaria. En ella, Joan Alberich González expone un magnífico trabajo sobre las tres series de locomotoras de vapor tunecinas que llegaron a tres ferrocarriles de vía métrica españoles. El autor comienza haciendo un interesante repaso histórico sobre el origen de los ferrocarriles tunecinos para luego describir las circunstancias en que se desarrollaron las adquisiciones así como otros tantos detalles. Todo ello acompañado por un estupendo material gráfico. Recomiendo este número de la mencionada revista (el 12, de diciembre de 2009) para todo aquel o aquella que esté interesado en profundizar en la mitología de este entrañable y añorado ferrocarril.
                Como curiosidad, quiero comentar que la denominación “Decapod” proviene de una especie de crustáceos con 10 patas, los decápodos.


viernes, 3 de febrero de 2012

LA ESTACIÓN DEL TERRIBLE


     En mi caso se cumplía aquello de que las bicicletas son para el verano. Creo recordar que en la misma época en que conocí a Jerónimo López Mohedano, descubrí también la estación de Pueblonuevo del Terrible, de la desaparecida línea de vía métrica Peñarroya a Puertollano y Fuente del Arco.
    Una tarde, volviendo del Llano en el coche de mi tía, me llamó la atención una casa en la Avenida, con cierto aire ferroviario. En ese momento, mi madre me contó que en aquel punto estuvo un paso a nivel de la vía estrecha. Ya me habían contado que por Pueblonuevo existía una antigua estación sin vías. Así que lo vi claro. A la mañana siguiente, agarré la bicicleta que había en la casa de mis abuelos y emprendí la expedición. Al llegar al paso a nivel de la Avenida, giré hacia la izquierda, subiendo la calle, que por dimensiones daba la impresión de haber sido la base de una vía de ferrocarril. El pedalear mereció la pena, cuando enfilé la recta que al fondo mostraba una estación monísima, son su muelle de mercancías y todo. Además, había otra caseta de paso a nivel, de las mismas características que la anterior y que tantas otras que fui descubriendo con los años por el Valle del Guadiato, los Pedroches y Alcudia.
     Por suerte, me había llevado, además de agua, la cámara de fotos de mi tía Carmen. Nunca dejaré de agradecerme a mí mismo aquel detalle. Aunque no son fotografías buenas, las tengo mucho cariño.
     Aquel fue mi primer paso en la exploración del patrimonio ferroviario, cruelmente abandonado, de Peñarroya.



jueves, 2 de febrero de 2012

NACIMIENTO


Con 12 o 13 años, una mañana de julio o agosto, salí de la casa de mis abuelos en la calle Laderas, con destino a la biblioteca de Pueblonuevo situada en el Parque del Mono. No recuerdo si fui andando, chupándome la cuesta de la Avenida o tomé el autobús urbano. Mi objetivo era buscar documentación sobre la historia del ferrocarril en Peñarroya. La bibliotecaria, muy amable, me explicó que tenía poco que poder ofrecerme. Apenas había una serie de folios sobre la historia en general de Peñarroya y Pueblonuevo del Terrible. En cambio, me comentó que el autor de dicho documento solía pasarse por allí a menudo. Si esperaba un rato, era posible que me lo presentase. Así fue. 
Con ansia tomé nota sobre todos aquellos datos que Jerónimo López Mohedano me suministraba sobre los orígenes de los ferrocarriles que surcaron el Valle del Guadiato. Siempre le estaré agradecido.
Tampoco recuerdo si fue antes o después de aquello, cuando mi tía Carmen me envió por correo un recorte de periódico, publicado por don Jerónimo, con una información que para mí siempre ha sido muy valiosa.  Buscando, o más bien, poniendo orden a mis archivos, he dado con tal documento, el cual he escaneado y facilito a continuación.
Fue publicado en El Observador en el apartado CRÓNICAS DEL GOLFO. Su título:

      El nacimiento del Ferrocarril Peñarroya-Fuente del Arco