Si no lo veo, no lo creo. De por sí, hace ya
unoS 4 años, leí en una circular del Centro de Estudios Históricos del
Ferrocarril Español, que el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo, había
firmado un acuerdo para restaurar las dos locomotoras de vía ancha que estaban
dentro del pueblo. Dichas máquinas, pertenecieron al ferrocarril minero e
industrial de vía ancha, más conocido allí como “La Maquinilla”. La primera
referencia que tuve de él, fue la que mi abuelo Antonio me contó, ya que él lo
usaba para ir a trabajar a la mina, en El Porvenir de la Industria. Volviendo a
la noticia sobre el proyecto de restauración total (estética y funcional),
cuando la leí, me quedé helado. Desde niño había contemplado esas lindas
negritas yaciendo como monumentos a la merced de la climatología y gentuza. La
Marta se encontraba sobre un pedestal en una plaza delante de las antiguas oficinas
de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya y la conocida ahora como Santa Bárbara
(para mí nunca tuvo nombre) en el popular “Parque del Mono”. La información se
complementaba con la intención de crear un tren turístico remolcado por dichas
locomotoras. Algo fascinante para un aficionado al ferrocarril.
Aunque todo este tiempo me haya costado
creer en la realización de tal proyecto ferroviario y turístico, siempre he
opinado que debe ser un objetivo a perseguir. Cuando digo que me ha costado
creerlo, es por que como aficionado al ferrocarril en España, me he llevado
muchas desilusiones. Pero nunca hay que perder la esperanza. Y justamente, lo
que Peñarroya-Pueblonuevo necesita, una vez que se ha cerrado el capítulo
histórico de la minería, es buscar nuevas formas de producción. Y que tales
actividades no consistan exclusivamente en un sector servicios enfocado a jubilados
y prejubilados de la mina. Hay que hacerse a la idea de que algún día no estarán
entre nosotros y sus pagas se irán con ellos.
Un potencial del Valle del Guadiato que no
ha sido debidamente explotado, desde mi punto de vista, ha sido el turismo. Al
respecto, hay grandes recursos naturales y de patrimonio. No sólo hay que
pensar en Peñarroya-Pueblonuevo y su inmenso pasado industrial y minero.
También se debe mirar hacia poblaciones como Belmez, Fuente Obejuna o La
Granjuela. En lo que a turismo minero se refiere, creo que aún podría
recuperarse y si me equivoco, que por favor me corrijan, alguno de los pozos
que quedan en los términos de Belmez o Fuente Obejuna. El objetivo consistiría en bajar
a los turistas a una galería de una mina de verdad, tal y como sucede en
Almadén. Este sería, justamente, uno de los cometidos que podría tener el tren
turístico del Guadiato, trasladando a los visitantes desde
Peñarroya-Pueblonuevo hasta tales centros mineros. Por supuesto, esto no es
fácil y hay que ir poco a poco. Pero hay que ir. Y el hecho de la restauración
y traslado de Marta al Almacén Central de Peñarroya-Pueblonuevo ha sido un
tremendo paso adelante. Es aquí donde debo de rendir homenaje a Doña Luisa
Ruiz, anterior alcaldesa de Peñarroya-Pueblonuevo. Fue la principal impulsora
de este proyecto desde su puesto en el consistorio peñarriblense. Se mojó en un
proyecto visionario cuando, tal vez, lo más fácil para ella, hubiese sido no
hacer nada.
Suelo decir, que ejemplos sobre esto ya
existen. Sin salir de Andalucía, debemos de mirar hacia Rio Tinto y no
demasiado lejos, como he comentado antes, Almadén, recientemente declarada
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y ya no digamos por el resto de la
península o si cruzamos los Pirineos.
Otro de los hitos de Doña Luisa Ruiz, fue la
compra del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo por parte de su
Ayuntamiento. Esto ofrece un amplio abanico en lo que a usos turísticos y
culturales se refiere. Y por supuesto, con el ferrocarril como elemento
movilizador. Aunque las vías no estén, si lo están los espacios sobre los que
se pueden volver a tender. Desde una vía directa entre el Almacén Central hasta
la estación de Adif de Peñarroya, como ya existió en su día, hasta un recorrido
interno por el Cerco Industrial pasando por un centro de interpretación del
ferrocarril en el Valle del Guadiato en las antiguas instalaciones de la vía
estrecha, algún día restauradas. Vuelvo a repetir que véanse como ejemplo Rio
Tinto o Vapor Madrid. Estas instalaciones permitirían, además, poder operar el
material móvil dentro del pueblo, sin tener que rendir cuentas a Adif.
A continuación, expongo unas cuantas
fotografías que por suerte (y nunca lo hubiera creído) ya pertenecen al pasado.
Para ver el presente, recomiendo pinchar en el siguiente enlace y visitar el
blog de la asociación La Maquinilla y disfrutar las imágenes del presente junto con más
información.
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